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Buff si ha llovido en un año desde que me hice esta foto, ahora tengo más arrugas, el pelo decolorado ( bueno, ya solo tengo la mitad) y una panza que me tiene la espalda hecha añicos. También tengo una empresa feliz, porque ahora ya podemos llamarla así y muchas ganas de seguir haciendo lo que hacemos y abrir nuevos caminos. Hay años que pasan y tienes la sensación de no haber hecho nada y otros pasan tantas cosas que algunas hasta se olvidan.
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Una vez, por aquella época complicada de la que ya te hablé aquí, charlando con una chica enferma de cáncer, le dije: El mayor handicap que tenemos para poder salir adelante cuando estamos mal es que las épocas malas se hacen eternas y las épocas buenas pasan tan rápido que no nos damos ni cuenta.
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No quiero caer en el tópico “hygge” y decirte que la felicidad está en las pequeñas cosas y que hay que disfrutar de los pequeños momentos de la vida pero sí que intentes saborearlos. A mí este último año me está dando vértigo de lo rápido que va y casi tengo que apuntarme todo lo que estoy haciendo, para que cuando se pase la época buena ( que espero nunca lo haga) recuerde todo lo bonito que descubrí para que la temporada mala pase lo más rápido posible.
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¿Porque de algo tiene que servir, no?La experiencia es un grado y no voy a permitirme ni así. Y tú tampoco deberías hacerlo. Recuerda todo lo bonito, saborealo, siéntelo, cambia lo que tengas que cambiar en tu vida y ves a por ello porque las #chicascocolebrel nunca se rinden.
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